top of page

El cerro de Santo Roa

Transcripción del libro “Sierra encantada” de Corona Reyes, H. (1996).


Los vecinos en este lugar platican la historia del padre Roa, quien tenía un poder incalculable. En un mismo día celebraba tres misas en lugares diferentes, la primera en Huejutla; después, montado en su caballo rocillo y cabalgando por montes, cerros y ríos, se trasladaba en muy poco tiempo, sin importar la distancia, a Tlanchinol y cumplía con la celebración de la misa en el cerro de Tepechite está la argolla donde amarraba su caballo. Después se tra ladaba hasta Molango, para celebrar la tercera misa, y regresaba a una cueva que hoy lleva su nombre. Ahí tenía su altar y su bautisterio. La cueva se encantó con el tiempo, y el padre y su altar se volvieron roca.


Los vecinos que pasaban junto, escuchaban ruidos, llantos, gritos y murmullo de voces, pues ahí asustan. Dicen que los duendes, brujos y adivinos se dirigen a la cueva a elevar e implorar sus oraciones a Satanás. Los saurines le hablan, le solicitan riquezas para sus clientes o ganado en abundancia. Y se los concede con la condición de que las almas pasen a su poder. Los aires son los dueños del cerro que hacen los ruidos tenebrosos día y noche. Si pasas por ahí, cuídate; escucharás gritos como de mujeres que te llaman porque se encuentran en desgracia. No les hagas caso, son las ricas y los ricos que en vida te humillaron y explotaron.


Referencia:

Corona Reyes, H. (1996). Sierra Encantada. Consejo Estatal para la Cultura y las Artes de Hidalgo, Seph.

Subcategoría

Tipo de contenido

Fecha

Autor

Fuente

Histórica

Texto

1996

Corona Reyes, H.

Corona Reyes, H. (1996). Sierra Encantada. Consejo Estatal para la Cultura y las Artes de Hidalgo, Seph.

Derechos

Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial- SinDerivadas 4.0 Internacional

Etiquetas

Santo Roa, actualidad, época actual, miedo, misterio, emoción, miedo, cuento

¡Comparte en Redes Sociales!
bottom of page